Modelo Córdoba: la política tomó nota. La foto de la reunión del gabinete nacional en Córdoba, junto con el gobernador peronista de la provincia, Juan Schiaretti, tuvo una alta resonancia mediática. Pero lo esencial, para el campo, fue que el presidente Mauricio Macri destacó, lisa y llanamente, que Córdoba es su modelo conceptual: una provincia con claro sesgo agroindustrial, que ha logrado desarrollar ventajas competitivas y valor agregado. Lo hizo corriente arriba y corriente abajo, a pesar de la enorme exacción y descapitalización que padecieron sus agentes económicos durante la era K.
Macri mencionó a Marcos Juárez, como una ciudad emblemática por su industria de maquinaria agrícola. Sin duda lo es. Allí está, por ejemplo, Metalfor, una empresa fundada por Luis Dadomo en el pequeño pueblo de Fortín, a 100 km de ahí. Hace 20 años se trasladó a Marcos Juárez, desde donde creció hasta constituirse en una de las grandes plantas de pulverizadoras automotrices. También fabrica cosechadoras y tractores. Exporta a varios países y tiene una planta satélite en Brasil.
En la misma ciudad del sudeste cordobés hay fábricas de sembradoras, y de agropartes como llantas agrícolas, tanques para pulverizadoras, componentes electrónicos líderes para la era de la agricultura de precisión. Toda la ruta 9, desde antes de Rosario y hasta pasando Córdoba es un rosario de fábricas e instalaciones de concesionarios de las marcas más renombradas del mundo.
Son decenas. Hace 80 años don Carlos Mainero creó el dispositivo para arrancar las mazorcas de maíz. En 2014, la empresa de Bell Ville, que ocupa más de 500 personas, presentó un invento de dimensión mundial: una plataforma recolectora de maíz que puede avanzar en cualquier dirección. Ya exporta a Estados Unidos.
En Las Varillas, los hermanos Zanello reinventaron el tractor, en los 80, con un articulado que arrasó durante años. La empresa cambió de dueños y de marca, porque en la Argentina es difícil mantenerse en pie. Pero nadie les quita el mérito y Córdoba lidera la fabricación de tractores nacionales.
Pero esto es apenas un capítulo de lo que podemos denominar el “concepto Córdoba”. Conviene recordar que Arcor, la mayor empresa de alimentos de la Argentina, nació en Arroyito. Los dos insumos básicos del caramelo, el producto que nutrió su crecimiento, son la glucosa de maíz y la leche. Ambas no son otra cosa que sol, CO2 y agua, bajo la batuta del chacarero. Luego, la cascada interminable de valor, que incluye los elementos para el envase, la logística y todas las “tecnologías blandas” que implica colocar productos de marca en el mercado.
En General Deheza, la empresa de la familia Urquía llega del campo a la góndola, con marcas (Natura) que han desplazado a verdaderos íconos del mercado alimenticio. AGD exporta derivados de soja y otros productos a cien países, está asociada a compañías internacionales (Bunge) para la producción de biocombustibles.
La Asociación de Cooperativas Argentinas inauguró hace un par de años una gran planta de etanol de maíz en Villa María. El dióxido de carbono que emana de la fermentación del maíz se captura y hoy sustituye al que otra empresa local obtenía del gas. En Justiniano Posse, su frigorífico Carnes Magras faena los cerdos que producen en San Luis, y convierte la mucanga (residuos de la industria) en calor, frío y electricidad.
En Río Cuarto, un grupo de productores se asoció para producir etanol (Bio4), y ahora arrancaron con una planta de generación eléctrica a partir del silo de maíz (Bioeléctrica). Uno de los socios es Porta, el mismo del Fernet, que hace más de 100 años fermenta maíz.
Entre Villa María y Río Cuarto, crece el polo manicero más importante del mundo. Sumemos la industria láctea, los tambos, los fiambres de Oncativo y Jesus María.
Qué bueno que la conducción política haya tomado nota.
Fuente: http://www.clarin.com/rural/agricultura/agroindustria-Cordoba-valor_agregado_0_1513048999.html